¿Conocéis la fábula de la cigarra y la hormiga? Pues no os preocupéis, porque ahora os la contamos de una forma muy original. Mira, mira...
Era verano y las hormigas trabajaban duro para conseguir comida y guardarla en su hormiguero.
Mientras, la cigarra estaba tumbada al sol cantando entre las hojas frescas.
La cigarra invitó a las hormigas para que la acompañaran, pero ellas se negaron porque tenían que buscar alimentos para cuando llegara el frío.
Efectivamente, el invierno llegó repleto de frío y las hormigas se refugiaron en su hormiguero.
La cigarra, que estaba pasando mucha hambre y mucho frío, decidió ir a buscar ayuda.
Para ello, acudió a las hormigas, quienes le dijeron que tenía que trabajar más en verano y no sólo tumbarse al sol.
Al final, compartieron su comida con la cigarra y la invitaron a pasar a su casita, el hormiguero. La cigarra le dio las gracias a sus amigas y prometió ser más trabajadora en el próximo verano.
Y colorín colorado, este bonito teatro se ha acabado.
Y colorín colorucho, esta fábula me ha gustado... MUCHO!!!
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